Historia del Bonsái

PRIMERO EN CHINA

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El bonsái nace, al parecer, en China, hace más de 2000 años, con la    denominación de PEN-ZIN, como consecuencia de connotaciones  filosófico-religiosas TAOISTAS, que consideran esencial la contemplación de la Naturaleza, con el fin de que se produzca el  intercambio de «ALIENTO VITAL» entre los seres vivos y el hombre. Por ello se llevan «TROZOS DE LA NATURALEZA» a sus casas, con el fin de adquirir sus poderes.

Según algunos autores, alrededor del año 1500 antes de J.C., se recogía, en bandejas decoradas con paisajes (SANSEKI), la condensación de la naturaleza, la combinación de piedras y árboles en los paisajes, el encuentro de dos mundos.

Según otros, La primera mención del arte Bonsái se remonta a la época  de los Tsin (siglo III antes de J.C.). Luego, en el transcurso de la dinastía Tang, (que reinó en China desde el 618 hasta el 907), se ha representado a una mujer que lleva un Bonsái con las dos manos, sobre la tumba de Zhand Huai, segundo hijo del emperador Wu Zetian.

En la dinastía Song (960-1276), los anales hacen referencia a un hombre que «sabía crear en una sola maceta una impresión de inmensidad en un    pequeño espacio». En la misma época, entre los siglos X y XII, los monjes budistas habrían extendido por el Extremo Oriente los PAN-SAI (árboles recogidos en la Naturaleza y replantados luego en macetas decoradas).

En la época de los Song, numerosas pinturas chinas representan árboles    miniaturizados naturalmente por los elementos, y plantados luego en  macetas decorativas. Pero no fue hasta el siglo XII, bajo la dinastía de los Song del sur, cuando apareció, poco a poco, a fuerza de trabajo y modificaciones, el Bonsái que conocemos hoy en día. Por aquel entonces se trataba de un arte reservado a la Nobleza para su esparcimiento.

Bajo la dinastía de los Yuan (1276-1368), un funcionario habría huído de la dominación mongola y emigrado a Japón con unos PAN-SAI y diversos  textos sobre este arte, introduciéndolo así en el Japón.

Luego, los Ming (dinastía imperial que reinó desde 1368 hasta 1644) dieron una gran importancia a la maceta muy decorada con un árbol no  trabajado. En China, el paisaje no podía hacer abstracción de aquello que introduce en él la arquitectura: El elemento ARENA evoca el AGUA, origen de toda vida; las ROCAS contenidas en el paisaje evocan las MONTAÑAS que constituyen el esqueleto de la tierra. Ellas representan  la potencia creadora del suelo. Pero el pensamiento es siempre movimiento, así como la vida. Y esto es lo que los árboles tienen por misión sugerir. En todas las plantaciones, un elemento representa a la SABIDURÍA. En China, como más tarde en Japón, este papel es concedido al BAMBÚ.

Desde la época de los Song (960-1280), el arte presenta árboles  miniaturizados naturalmente. Se les representa en macetas que contribuyen a su decoración.

Bajo la dinastía de los Ts’ing (que reinó después de los Ming), el PAN-SAI ya no es una ocupación exclusiva de la Nobleza, sino que resulta accesible a todos. En la misma época se plantaban también en China los PAN-JING o PAN-TSING, verdaderos paisajes en miniatura.

Aparecen en China 2 escuelas:

  • La del Norte: PAN-SAI = PEN-ZIN = Bonsai.
  • La del Sur: PAN-JING (reproducción de PAISAJES)

En la Escuela del Norte aparecen 2 estilos:

  • Copa plana (LAKE)
  • Pagoda (YANG-CHOW)

 

MÁS TARDE EN JAPÓN

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Durante nuestro siglo XII y hasta mediados del XIV (período KAMAKURA,    1185-1333), se observan en Japón las primeras alusiones al Bonsái. Es    célebre  un rollo del monje budista HONEN, en el que se hallan pintados unos Bonsái, y que data aproximadamente del siglo XII. Más tarde, SEAMI (1363-1444) cuenta en el teatro la historia del regente HOJO TOKIYORI, para quien un hombre pobre llamado TSUNEYO había quemado los tres Bonsái que representaban sus únicos bienes, con el fin de calentarle.

La época de EDO (1615-1867) se interesó por los árboles con colorido,    trabajados y cultivados sobre bandejas. Los BONKEI eran paisajes sobre    bandejas, y los BONSÁI los árboles cultivados en macetas. En los primeros se encuentran los elementos básicos de la Naturaleza (AGUA, MONTAÑA, ARENA, VEGETACIÓN). En los segundos se observa en primer plano al SER, a la criatura. En el Japón, las gentes de las clases ricas se aficionaron lentamente al Bonsai. Los ejemplares que conseguían obtener eran considerados como el ornato de sus casas. A partir de entonces, la cultura del Bonsái fue introduciéndose poco a poco en todas las clases sociales; las clases populares fueron las últimas en dedicarse a ello, hace un centenar de años.

Durante la era MEIJI japonesa (1868-1911) es cuando aparece el nombre    BONSAI, traducción japonesa de los ideogramas chinos con los que se    escribía PAN-SAI.

Existe una antigua tradición, que aún existe en el Japón actual, de ofrecer como regalo de año nuevo una plantación de varios árboles, que recibe el nombre de SHO CHIKU-BAI, que significa pino, bambú y albaricoquero, y representa un deseo de felicidad, larga vida y virtud. El albaricoquero debe estar en flor en el momento de ofrecer el regalo. Esto se explica porque el año nuevo en Japón es en febrero.

EN THAILANDIA

Para los tailandeses, el bonsái perdía su forma original para convertirse en una evocación. Existe un tratado sobre el árbol que habla del ARBOL-FIGURA: Las formas del árbol resultan mágicas, y quedan reducidas a unos signos que evocan las actitudes o caracteres humanos, como, por ejemplo, la danza, la fuerza física, la astucia, etc.

 

Y TAMBIEN EN OCCIDENTE

El BonsÁi apareció en Europa en el siglo XIX; los viajeros que descubrieron el Oriente pusieron de moda este arte oriental. Se publicaron divertidos cuadernos que trataban el arte del Bonsai con mucha ingenuidad y poesía.

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Las primeras colecciones de Bonsai fueron presentadas en Europa en el año 1878, en la Exposición Universal de París.

Pero luego, este arte cayó en el olvido. Después de la Primera Guerra Mundial se volvió a descubrir, y aparecieron tratados serios sobre los procedimientos empleados por los japoneses para obtener árboles en miniatura. Tanto en Francia como en Inglaterra se despierta el interés por este arte nuevo para los occidentales. Se emiten hipótesis que resultan coincidir, en gran parte, con la realidad. En 1889, J.Vallot escribe un tratado en el Boletín de la Sociedad Botánica de Francia sobre «las causas fisiológicas que conducen al achicamiento de los árboles en los cultivos japoneses».

Entre las dos guerras, el florista parisino André Baumann importó a París varios Bonsái para satisfacer la petición de algunas personas interesadas por la cultura del Extremo Oriente. El Japón estuvo otra vez de moda, pero este interés fue efímero, puesto que al poco tiempo tuvo lugar la II Guerra Mundial.

Actualmente, todos los países de Europa conocen el Bonsái. Existen multitud de Asociaciones y Clubs en los que se reúnen los aficionados para hablar de su pasión, intercambiar conocimientos teóricos y prácticos, efectuar sesiones de trabajo (trasplantes, podas, etc.) o exponer sus ejemplares más preciados.

En E.E.U.U. existen también diversas asociaciones y grandes especialistas, como el maestro JOHN YOSHIO NAKA, recientemente fallecido.